oda a una de mis mejores ocurrencias
Oh, link bienaventurado
que me preservas
de los visitantes al zoo de la existencia
(unas visitas atípicas
que, en vez de echar de comer
al bicho tras los barrotes,
se atiborran la mirada
con ajenas aflicciones).
Oh, peaje magnífico,
electrificada valla
que aleja a los hideputas.
«Y todo aquel que "paga peaje", desde el momento en que tiene a bien hacerlo, ya no está pagando peaje sino demostrando su empatía y teniendo un detalle. El peaje sólo existe como tal para los que no lo piensan pagar nunca. El que quiera entender, que entienda...» (autocita)
jamás algo tan poco suscitible de ser poetizado tuvo unos versos tan sentidos
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