"Se ha llegado, efectivamente, a la idea de que el escritor tiene una cierta obligación de sufrirlo todo, y si encima se queja, parece un cínico o un pedigüeño. Que siempre ha tenido entre nosotros un cierto e insoportable carácter de beneficencia el entendimiento al que llega el individuo con la entidad o empresa. Entretanto, las cuatro ideas que circulan por ahí, y de las que vive y se nutre toda una época, son cuatro ideas inventadas por el escritor y mantenidas por él con su pluma. Y quienes tienen algo en España saben que lo tienen y cuáles son sus derechos a tenerlo por quienes escribiendo se preocupan todos los días de decírselo y defender sus causas. Y los que no tienen nada, si saben alguna vez que no lo tienen y llegan a creer que se puede tener quitándoselo a los demás, es también porque hay plumas encargadas de decírselo todos los días, cumpliendo quién sabe si una íntima y anárquica decisión de que ruede aquel edificio de una sociedad donde monstruosamente no han encontrado puesto.
El mundo se mueve por ciclos de pensamiento escrito. Pero los escritores siguen viviendo de milagro, condenados a trabajos forzados y limitando a norte, a sur, a este y a oeste con los polos cuadrados de la indiferencia cerril."

(CESAR GONZALEZ RUANO)

martes, 10 de septiembre de 2013

PANTALLA ZURDA

"La mirada zurda nos propone un insólito recorrido cinematográfico, casi un itinerario vital, porque a Fernando se le pueden achacar algunos defectos, tachas o fisuras (quede libre el que después resultó apedreado) mas nunca la de no conocerse a sí (es decir, que disfruta de la más sublime de las virtudes, para lo pleno, para lo terrorífico, al modo que nos mostró Burke). La selección que aquí se nos presenta no es inocente, es una relación de las muescas —estéticas y éticas— que el conjunto de títulos mencionados ha dejado en quien los recita (y hay ocasiones en que, incluso, los proclama). También por eso resulta fascinante este viaje, porque, además del punto de fuga escogido para iluminar la historia, lo que se descubre, en una segunda o tercera instancia, es la huella de una personalidad fascinante.

Se entra a oscuras, sin conocer la programación. Uno se acomoda. Cuando el estupor se disipa, comienza la fruición.

Se pueden destacar muchas cosas de estos textos. Por encima de otras, voy a quedarme ahora con la elegancia del modo en que se detalla lo que se dice. La elegancia es mirar a las cosas desde su altura y no tratar de imponerlas nuestro estilo, impronta, prejuicio, cabezonería, ocurrencia o sentimentalismo. Eso sería un expresionismo, interesante para otras artes. La elegancia de esta mirada zurdesca radica en lo contrario, en dejarse impregnar por lo que a uno le están contando, sin contaminar. Una suerte de impresionismo entusiasta aunque libre de euforia. Elegante. Para después proceder a establecer esa conexión sorprendente, metazurdesca, de entramados lumínicos de hipertextos que procrean a cada instante y que, ahora sí, razonan lo que previamente se ha sentido. Conocerse. A sí mismo. Sin moralinas. Sin expedientes reglamentarios." (ESTHER PEÑAS)


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